domingo, 23 de diciembre de 2012

Reiki y la Ciencia – 2da. Parte



Aquí les envió la segunda parte de este tema apasionante, espero sus comentarios.
Zimmerman explica que “las ondas cerebrales” no se limitan al cerebro sino que viajan por todo el cuerpo a través del sistema perineural, las vainas de tejido conectivo que rodea todos los nervios, amplificándose. Durante el tratamiento, estas ondas comienzan como pulsos relativamente débiles en el tálamo del cerebro del practicante, y acumulan fuerza a medida que fluyen hacia a los nervios periféricos del cuerpo, incluyendo las manos. Por tanto, todo el sistema nervioso actúa como una “antena” para proyectar las pulsaciones biomagnético que comienzan en el cerebro. El mismo efecto se refleja en la persona en tratamiento, lo que explicaría una de las características especiales de Reiki (y terapias similares) – que tanto profesional y el cliente reciben los beneficios de un tratamiento. Zimmerman sugiere que este sistema es más que cualquier otro el que regula la reparación de lesiones y el sistema de reequilibrio.

  
Además, Zimmerman descubrió que el campo biomagnético que surgía de las manos del practicante era pulsante. La frecuencia no era estable, sino que “barría” un segmento de 0,3 a 30 Hz (ciclos por segundo), con una parte importante de la actividad alrededor de 7 – 8 Hz (estado alfa profundo), encontrándose las pulsaciones biomagnéticas de las manos en la misma frecuencia que las ondas cerebrales.
Al analizar la actividad cerebral durante la meditación, usando un electroencefalograma, se puede apreciar que se pasa de las ondas beta (actividad normal, consciente y alerta, de 15-30 Hz) a ondas alfa (relajación, calma, creatividad, 7-14 Hz). Meditación más profunda lleva a registrar ondas theta (relajación profunda, solución de problemas, 3-7 Hz) y en meditadores avanzados se puede detectar la presencia de ondas delta (sueño profundo sin dormir, 1-3 Hz). (Extracto obtenido de wikipedia)
Investigaciones médicas independientes han demostrado que existe un rango de frecuencias, que coincide con las emisiones de las manos de los practicantes, que estimula la curación en el cuerpo, con frecuencias específicas aptas para los diferentes tejidos. Por ejemplo, la frecuencia de 2 Hz fomenta la regeneración del nervio, 7 Hz el crecimiento del hueso, 10 Hz la reparación del ligamento, y 15 Hz la formación de capilares.  Han sido diseñados equipos de fisioterapia basados en estos principios para ayudar a la regeneración de los tejidos blandos y huesos.
Teniendo en cuenta que las ondas cerebrales del practicante “barren” constantemente todo el segmento de frecuencias terapéuticas naturales no es de extrañar que en los tratamientos se estimule la curación en todo el cuerpo (la energía va donde se necesita y siempre es para bien).
Es importante hacer notar que el Dr. Zimmerman llevó a cabo su estudio en todo el mundo entre sujetos diferentes culturas, y no importa sus sistemas de creencias o costumbres, o como opuestos fuesen en sus costumbres y todos tuvieron los mismos resultados. Parte de la creciente popularidad de Reiki es que no impone un conjunto de creencias, y por lo tanto puede ser utilizado por personas de cualquier origen y fe, o ninguna en absoluto.
La confirmación de los resultados de Zimmerman llegó en 1992, cuando Seto y sus colegas, en Japón, estudiaron a practicantes de distintas artes marciales y de otros métodos de curación comprobando que la emisión de “Ki” de sus manos era tan potente que se podía medir con un simple magnetómetro que consistía en dos electroimanes de solamente 80.000 vueltas de hilo.
Toni Bunnell (1997) sugiere que este efecto es posible porque el acople de las frecuencias de los campos generados por el practicante y las producidas en la denominada cavidad Schumann de la Tierra (el pico electromagnético más intenso se encuentra sobre los 7-8 HZ) permite que el sanador pueda amplificar la potencia de su señal por simple efecto de resonancia. La frecuencia básica de la resonancia Schuman no es fija, como tampoco lo es la frecuencia de las manos de los practicantes y además, como toda resonancia, dispondrá de frecuencias armónicas multiplicando la frecuencia base por números naturales (14-16 Hz, 21-24 Hz, …). Durante los momentos en que coincidan las frecuencias, el campo biomagnético de las manos de los profesionales entrará en resonancia con el de Schumann y se incrementará la intensidad (en el artículo de Seto era hasta 1000 veces superior a lo normal) y no como resultado de corrientes internas del cuerpo (canalización de la “energía del universo” hacia “la energía del cuerpo”).

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