Aquí les envió la segunda parte de este tema apasionante,
espero sus comentarios.
Zimmerman explica
que “las ondas cerebrales” no se limitan al cerebro sino que viajan por todo el
cuerpo a través del sistema perineural, las vainas de tejido conectivo que
rodea todos los nervios, amplificándose. Durante el tratamiento, estas ondas
comienzan como pulsos relativamente débiles en el tálamo del cerebro del
practicante, y acumulan fuerza a medida que fluyen hacia a los nervios
periféricos del cuerpo, incluyendo las manos. Por tanto, todo el sistema
nervioso actúa como una “antena” para proyectar las pulsaciones biomagnético
que comienzan en el cerebro. El
mismo efecto se refleja en la persona en tratamiento, lo que
explicaría una de las características especiales de Reiki (y terapias
similares) – que tanto profesional y el cliente reciben los beneficios de un
tratamiento. Zimmerman sugiere que este sistema es más que cualquier
otro el que regula la reparación de lesiones y el sistema de reequilibrio.
Además,
Zimmerman descubrió que el campo biomagnético que surgía de las manos del
practicante era pulsante. La frecuencia no era estable, sino que “barría” un
segmento de 0,3 a 30 Hz (ciclos por segundo), con una parte importante de la
actividad alrededor de 7 – 8 Hz (estado alfa profundo), encontrándose las
pulsaciones biomagnéticas de las manos en la misma frecuencia que las ondas
cerebrales.
Al analizar la
actividad cerebral durante la meditación, usando un electroencefalograma, se
puede apreciar que se pasa de las ondas beta (actividad normal, consciente y
alerta, de 15-30 Hz) a ondas alfa (relajación, calma, creatividad, 7-14 Hz).
Meditación más profunda lleva a registrar ondas theta (relajación profunda,
solución de problemas, 3-7 Hz) y en meditadores avanzados se puede detectar la
presencia de ondas delta (sueño profundo sin dormir, 1-3 Hz). (Extracto
obtenido de wikipedia)
Investigaciones
médicas independientes han demostrado que existe un rango de frecuencias, que
coincide con las emisiones de las manos de los practicantes, que estimula la
curación en el cuerpo, con frecuencias específicas aptas para los diferentes
tejidos. Por ejemplo, la frecuencia de 2 Hz fomenta la regeneración del nervio,
7 Hz el crecimiento del hueso, 10 Hz la reparación del ligamento, y 15 Hz la
formación de capilares. Han sido diseñados equipos de fisioterapia
basados en estos principios para ayudar a la regeneración de los tejidos
blandos y huesos.
Teniendo en cuenta
que las ondas cerebrales del practicante “barren” constantemente todo el
segmento de frecuencias terapéuticas naturales no es de extrañar que en los
tratamientos se estimule la curación en todo el cuerpo (la energía va donde se necesita y siempre es para bien).
Es importante hacer
notar que el Dr. Zimmerman llevó a cabo su estudio en todo el mundo entre
sujetos diferentes culturas, y no importa sus sistemas de creencias o
costumbres, o como opuestos fuesen en sus costumbres y todos tuvieron los
mismos resultados. Parte de la creciente popularidad de Reiki es que no impone
un conjunto de creencias, y por lo tanto puede ser utilizado por personas de
cualquier origen y fe, o ninguna en absoluto.
La confirmación de
los resultados de Zimmerman llegó en 1992, cuando Seto y sus colegas,
en Japón, estudiaron a practicantes de distintas artes marciales y de otros
métodos de curación comprobando que la emisión de “Ki” de sus manos era tan
potente que se podía medir con un simple magnetómetro que consistía en dos
electroimanes de solamente 80.000 vueltas de hilo.
Toni
Bunnell (1997) sugiere que este efecto es posible porque el acople de las
frecuencias de los campos generados por el practicante y las producidas en la
denominada cavidad Schumann de la Tierra (el pico electromagnético más
intenso se encuentra sobre los 7-8 HZ) permite que el sanador pueda amplificar
la potencia de su señal por simple efecto de resonancia. La frecuencia básica
de la resonancia Schuman no es fija, como tampoco lo es la frecuencia de las
manos de los practicantes y además, como toda resonancia, dispondrá de
frecuencias armónicas multiplicando la frecuencia base por números naturales
(14-16 Hz, 21-24 Hz, …). Durante los momentos en que coincidan las frecuencias,
el campo biomagnético de las manos de los profesionales entrará en resonancia
con el de Schumann y se incrementará la intensidad (en el artículo de Seto era
hasta 1000 veces superior a lo normal) y no como resultado de corrientes
internas del cuerpo (canalización
de la “energía del universo” hacia “la energía del cuerpo”).
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